Me ha servido de tranquilizante aquel monte que pulió mis manos junto con aquella tierra húmeda del campo, en donde habitan un millón de delicadas formas de ver el mundo, con aquellos ojos que de vez en vez se pierden, tras las montañas. Mirando...Lo-que-ya-no-se-ve.
Que bien me ha servido esta salida fuera de la ciudad, donde no reina el bullicio torpe, ni las cascadas de pensamientos rutinarios que abren caudales de ansiedad, desmoronada tras mis manos torpes e impacientes.
Y mañana Jueves, continuamos entre el campo que me ha cobijado quizas, por ser influyente de mis Sueños.
ChEcO.
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